Un paseo tranquilo...

Los chicos no estaban, Evelyn y yo seguíamos planeando lo de nuestros vampiros personales...Cuesta asimilarlo cuando te tomas en serio el trabajo de Blood Hunter, pero ¿qué carajo importa? Somos jóvenes y las reinas de aquí. No paraba de darle vueltas a la cabeza, el cementerio era uno de mis lugares favoritos para desconectar, aunque últimamente las calles estaban tan apagadas que era lo mismo caminar por aquí que por Black Hollow. Supongo que los muertos no molestan, los vivos a veces me parecian estúpidos, razón por la que he sido borde siempre. Las tumbas se llenaban de niebla cuando oscurecía, era una de las sensaciones que más me gustaba del cementerio, eso y que...estaba completamente...sola.

Anduve largo rato por el cementerio, observando cada lápida y leyendo cada inscripción. Hacía una bonita tarde aunque era una lástima que estuviese tan apagada, aun así, no me molestaba. Iba con cuidado de no pisar a ningún difunto y, sin esperarmelo, me di de bruces con algo, alcé la mirada y me encontré de frente con una muchacha.
-Discúlpame. ¿Estás bien? -Como mínimo, cortesía.
Luego, al mirarla, me di cuenta de que era una de aquellas presuntuosas de los Blood Hunters. Fruncí levemente el ceño.

...Me equivocaba, no estaba sola. Un chico que no había visto nunca antes se había cruzado en mi camino. Odiaba encontrarme en estas situaciones. ¿Por qué cuando esperas estar sola nunca lo estás?

- No es asunto tuyo, pero si te interesa saberlo no voy a dar saltos de alegría. - ignoré un poco al individuo con una sonrisa falsa, supongo que lo normal sería devolverle la pregunta, a modo de cortesía, pero para ser sinceros...no me importaba lo más minimo cómo se encontraba aquel muchacho.

Era incluso más estúpida y prepotente de lo que me esperaba.
-Tampoco esperaba que saltases, no te he puesto ninguna chincheta en el culo. ¿Te importa apartarte? Ocupas vía de paso.
Sin más, la aparté con el brazo y continué hacia donde me dirigía. Si no recordaba mal, el panteón de mi familia estaba al final de aquella calle. Era de las pocas cosas que no le embargaron a mis bisabuelos cuando perdieron la herencia.

Observé bastante odio en su mirada, más odio del que ya solían tenerme de por sí los que me conocían...eso despertó mi curiosidad, y lo detuve antes de que se alejara.

- ¿Por qué me miras así, acaso eres uno de esos estúpidos muchachos que odian a los Blood Hunters?

Me detuve unos segundos al oír sus palabras. ¿Estúpidos muchachos? ¿Y entonces ellos qué eran? Preferí dejarlo pasar, tampoco me interesaba mucho dialogar con la tipa aquella. Me giré y la miré alzando una ceja.
-¿Acaso eso te importa?
No le dí más importancia y reanudé mi camino. Se veía que venía pidiendo problemas a gritos. ¿Nadie tenía televisión en este pueblo?

-Tú mismo, puede que algún día necesites de ellos, quien sabe... - Lo miré, fingiendo indiferencia, y me fui. Estaba en ese maldito cementerio para disfrutar mi soledad, no para buscar problemas. Emily, céntrate. Eso me dio una gran idea...Sólo 3 palabras: Ayuntamiento, papá, papeles. Pensaba averiguar algo sobre ese individuo del cementerio. Lo sé, una manera repugnante de entretenimiento, pero cuanto más intento centrarme, más curiosidad me entra por intentar sacar algún "lado oscuro" de estos estúpidos ciudadanos de Black Hollow. Algún día encontraré algo interesante...

Me aparté de su camino con una sonrisa pícara.

"Esta tía está loca" susurré para mí mientras la dejaba atrás yo también.

Llegué a la tumba donde estaba toda mi familia. La acaricié con cierta aflicción. Ahí estaba mi hermana pequeña también, mi dulce Anne. Había cuidado de ella desde que tenía pañales, había jugado con ella a todo tipo de cosas -sonreí al recordar cómo se quejaba siempre a nuestra madre cuando la involucraba en una pelea conmigo y perdía- y ahora, yo seguía viva y ella no... siempre le asustó la magia y se me escapó de entre los brazos. Fruncí otra vez el ceño e intenté desviar estos pensamientos de mi mente. Inicié un monólogo contándole todo lo que había hecho desde que había vacaciones en la escuela, y allí me quedé un largo rato hasta que, satisfecho, me fui.